Una imagen simbólica que representa la mente en calma, como una superficie de agua tranquila o una persona rodeada de luz.

Meditación Guiada Descubrir La Naturaleza De La Mente

Transcripción de la “Meditación Guiada Descubrir La Naturaleza De La Mente”

En la meditación de esta semana. Profundizaremos en la naturaleza de la mente, de la mano de un misterioso personaje que nos acompañará en toda la meditación. Nos preparamos físicamente para luego penetrar en las profundidades de nuestra mente. En primer lugar, allí donde estemos nos enderezamos, erguimos nuestra columna, sentados o de pie. Tumbados, si es que necesitas estar tumbado también. También es válido. A partir de aquí cierras los ojos y respiras profundamente por la nariz. Inspiras y luego exhalas por la boca lo más largo que puedas. Realiza esta respiración tres veces. Mientras esta respiración te calma?

Cuando acabas estas tres respiraciones, este ciclo, recuperas una respiración natural. Solo por la nariz con la boca bien cerrada.

Y ya con los ojos cerrados, prestas atención a tu interior en esa oscuridad con paciencia. Observas enfrente de ti una silueta. La silueta de un hombre. Un anciano.

Vestido con una túnica verde.

Permítele que aparezca con calma. Definido, ya claramente, Kidir el verde aparece ante ti y te extiende su mano. Te invita a que lo acompañes.

Extiende tu mano, agarra la suya y camina a su lado, hacia la oscuridad profunda. Paso a paso. Os adentráis en el interior de tu propia mente.

Confía en sus pasos. Confía en su seguridad al caminar. Aunque no veas nada. Camina a su lado, de su mano. Kidir el verde sabe dónde se dirige. Cuando ya lleváis un largo rato caminando, a lo lejos puedes ver un punto de luz verde.

Os vais acercando paso a paso a él. Acercándote a esa esfera verde. Cuando llegas, es una esfera del tamaño de un ser humano. Verde esmeralda. Con un brillo perfecto.

Os paráis justo delante de ella. Y la contempláis. Has llegado con Kidir al núcleo de tu mente.

Al punto en el cual más allá no hay nada, nada mental, nada proyectado. Nada que no seas tú. Consciencia pura, sin más.

Kidir se acerca lo máximo posible a esa esfera verde.

Y cuando cuente tres, tocarás con él la superficie, el límite de tu mente, de tu ego, para poder asomarte más allá y sentir lo que supone liberarte de lo mental.

Kidir el verde está contigo, confía.

Atención.

Uno, dos y abandónate a la experiencia. 3. ¿Qué se siente más allá?

¿Qué se percibe? ¿De qué forma?

Investígalo. Siéntelo. Observa tu mente contenida. Tu misión, tu propósito, tu porqué. Todo está contenido ahí. Uno se siente reconfortado. ¿Podría quedarse aquí todas las eras, toda la existencia. En apariencia es un lugar infinito.

Pero observa tu mente.

Observa tu misión.

Y aunque no exenta de sufrimiento, eres consciente de que tienes que caminar con ella y Kidir el verde. Tu acompañante te señala este aspecto vital para que sigas expandiendo tu consciencia.

Vuelve a ser consciente de que estás tocando la esfera verde.

Vuelves a estar aquí en tu mente.

Puedes ver dentro de la esfera más allá. Pero no es el momento de quedarte allí.

Es el momento de regresar con Kidir.

Consciente regresa. Camina. Mientras caminas de regreso de esta visión, una aceptación universal recorre tu cuerpo.

Una aceptación que te libera del futuro y del pasado, que te sitúa aquí y ahora.

Siente esta aceptación. Kidir el verde te deja exactamente en el sitio, en la posición desde donde había empezado el viaje.

Agradece a Kidir que te haya enseñado el camino. Ahora tiene que irse.

Seguramente volverá.

Y mientras Kidir desaparece y vuelve al mundo de lo imaginal.

Tú regresas consciente, con una aceptación máxima, sabiendo más de tu camino. Regresa. Regresar de las fronteras, de los límites, de los horizontes, a veces es difícil. Cuando uno ve el infinito campo en el que se extiende la consciencia, el universo, la existencia. Cuesta regresar. Me está costando hasta a mí imaginaros si cuesta regresar de esos horizontes, de esos vislumbres. Pese a ello, uno entiende que el camino está aquí, en esta consciencia, en este camino, en esta tarea diaria. El camino seguirá. Y un día, cuando la vida, en apariencia, termine, la consciencia seguirá infinita en este presente. Y 

estaremos aprendiendo igualmente, de diferente modo, de diferente forma. Pero estaremos ahí, aprendiendo, de forma muy consciente. En la noche, en el día, en los caminos, en el bosque, en el lago, en el océano.

Estaremos siempre aprendiendo, de cualquier forma. 

Y hoy, aquí, ahora, nos toca esta forma y tenemos la misión de empoderarnos, de crecer, de asimilar y de aprender todo lo que esta forma nos está dando, porque para eso estamos aquí, en esta forma y no en otra. Así que con una profunda aceptación, con un profundo agradecimiento a todas las personas que escucháis estos espacios y también con un profundo agradecimiento a las personas que compartís con otras personas estos espacios para que, si quieren, siempre si quieren, escuchen y puedan escucharse a sí mismos. 

De esto va este juego. Muchas gracias por todo. Un abrazo muy grande y hasta el próximo episodio. 

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