Transcripción de la Meditación Guiada Reconexión con la Naturaleza
Seguro que después de escuchar este espacio te apetece dar un bonito paseo por la naturaleza, por la playa o por la montaña, rememora tu lugar favorito. Seguramente sea algo relacionado con la naturaleza. Y si no lo es seguro que el segundo estás ahí, en algún lugar especial, conectado a la esencia de la vida, a lo que está vivo, a esos árboles, al mar, a la tierra de la playa, a la tierra de la montaña. En la meditación de hoy vamos a buscar, vamos a recordar una conexión profunda con la naturaleza. Solo te adelanto eso. Quiero que te centres en disfrutar de una conexión natural profunda con este planeta en el que vivimos. Y por extensión con este universo. Hacerlo a través de la naturaleza que nos rodea, de esos momentos de conexión en lugares vivos es esencial. Rememorarlo en tus meditaciones es importante, aunque siempre te recuerdo que lo más importante es que vayas a esos lugares. Que tengas tus momentos de naturaleza. Vivir en las ciudades no es algo que me apasione, de hecho yo siempre lo he evitado. Yo vivo en la montaña, cerca además de una playa. Me siento un privilegiado viviendo en el Mediterráneo. No pido que todo el mundo haga lo mismo. Sé que en muchas circunstancias nos impiden a veces hacerlo. Todo es empezar, también es verdad, pero en este caso sí que te pediría que te preocupara porque algunas veces a la semana conectarás con la naturaleza.
De alguna forma, de la forma que sea. Es importante.
Empezamos la meditación de esta semana, como siempre, acomodándonos, buscando un lugar tranquilo para la meditación. Si puede ser en la naturaleza pues mucho mejor. Endereza tu columna, relaja los hombros, recoge el mentón, que estés sentado o tumbado. Respira por la nariz, profundamente. Y durante tres respiraciones exhala lo más largo que puedas por la boca. Inspira nariz, recoge aire por la nariz, suéltalo por la boca, tres veces. Después de esta respiración, la boca bien cerrada. Recuperas una respiración profunda natural por la nariz mientras cierras lo ojos y ya no lo habías hecho. Te introduces en tu mundo interior. En esa oscuridad interna que da paso a lo invisible. Mientras tomas consciencia de ese mundo interior, paso a paso, vas calmando conscientemente tu cuerpo.
Tomas conciencia de él. Bajas las revoluciones.
Le pides que descanse.
Sientes como el nivel de energía exterior va disminuyendo y se vuelve hacia adentro.
Ahora que estás en tu interior, centrado dentro de ti. Empiezas a escuchar el sonido de la naturaleza. Reconoces esos sonidos.
De un lugar muy especial al que te trasladas.
Poco a poco vas visualizando a tu alrededor ese espacio natural que te conecta con lo más sagrado y salvaje de este planeta. No dejes ningún detalle a mostrar en ese lugar. ¿Qué escuchas? ¿Qué observas? Permite que se vaya dibujando poco a poco. Es espacio natural que visitas ahora y que ya has visitado en otras ocasiones. Permite que aparezca, que se reproduzca.
Tan solo permítelo. Mantente en silencio. Observando.
Permitiendo que ese lugar también se exprese.
Tocas el suelo firme de ese lugar, en la posición en la que te encuentras.
Y del contacto con ese suelo. Sientes como tu cuerpo va extendiendo raíces, filamentos de luz, que penetran la tierra.
Observa cómo crecen.
Cómo se adentran en ese espacio?
Esas raíces de luz se extienden metros, decenas y decenas de metros hacia abajo.
Estás absolutamente enraizado a esa tierra.
Ahora, de tu cabeza, observas cómo otros filamentos de luz se extienden más sutilmente por el aire.
Y te conectan con el viento, con el espacio, con las nubes, con todo lo que te rodea. Visualiza esas raíces extendidas en la tierra y en el cielo que parten de ti hacia el mundo, y que te conectan con ese espacio natural.
Ahora que estás enraizado en él, escucha lo que tiene para ti. Recibe su regalo. Ábrete, completamente, a vivir la experiencia que te propone.
¿Cómo se comunica contigo? ¿Cuál es el mensaje? ¿Qué te entrega?
Eso quédatelo para ti.
Ahora tienes que agradecerle ese regalo. Extiende tu esencia, tu fragancia como si fueras una flor en ese lugar. Y agradece la experiencia.
Has intercambiado con la naturaleza, con ese espacio, todo lo que había que intercambiar. Siente la profunda conexión que has creado, consciente, natural, viva.
Tú algo vivo has conectado con algo vivo y real, con un lugar vivo y te has comunicado con ello.
Cuando cuente tres regresarás con es mensaje de la meditación. Con esa profunda conexión mantenida con la naturaleza de aquí en adelante.
– Uno, dos y tres.
– Regresa. Y poco a poco vamos materializando en este momento la experiencia, haciendo la realidad.
Regresas de la metáfora, de esa meditación guiada que has experimentado. Y la aterrizas a este momento. La haces presente aquí, ahora. De una forma auténtica, lo que experimentas en tu imaginación en forma de metáfora tiene que descender hasta la materia. Es aquí cuando acaba el trabajo del alquimista o del imaginador, del creador. Y tú en tu meditación estás creando esa realidad que tiene que bajar hasta aquí. Esa profunda conexión con la naturaleza ahora está sintiéndola. Aquí es un hecho, es realidad. Ese es el trabajo que has hecho en la meditación guiada.
Me gustaría invitarte a una reflexión más profunda sobre nuestra conexión con la naturaleza. Esta conexión no es solo un placer estético o una necesidad biológica, es algo mucho más profundo y sagrado. Estoy convencido de que después de escuchar este espacio eres consciente de ello. Es un vínculo que nos lleva al núcleo de la creación y nos conecta con nuestra esencia, con nuestro propio ser. Cada árbol, cada río, cada brisa que sentimos en nuestra piel es un recordatorio de que somos parte de un todo mucho más grande.
La naturaleza nos ofrece un refugio donde podemos encontrarnos a nosotros alejados del ruido, de distracciones, de esta vida tan ruidosa y caótica que no ha tocado vivir esta época, este tiempo. En sus ciclos encontramos lecciones de renovación, de equilibrio, en su belleza, inspiración y paz. La vida en las ciudades, con su ritmo frenético, con sus espacios cerrados, con su luz artificial, nos aleja lentamente de esta conexión esencial que nos hace estar vivos a los seres humanos. Nos apaga, nos roba la vitalidad, la serenidad, que solo la naturaleza puede ofrecernos. No podemos permitirnos vivir desconectado de la fuente de toda la vida, del sol, de los árboles, del cielo, de la tierra. No podemos seguir ignorando que la falta de contacto con la naturaleza nos mata, nos debilita y de esto se aprovechan otros. Tenemos que despertar a esta realidad. Volvamos a lo natural. Dejemos las ciudades un rato. No hagamos solo eventos especiales en la naturaleza, vayamos a ella por el simple hecho de esta en ella y de saber que estamos alimentándonos. Esto también es recíproco. La naturaleza lo sabe. Por esto te invito a tomar. Un momento, cada día, cada semana, para salir a respirar ese aire tan importante, para estar conectado a la fragancia energética de la naturaleza de lo natural. A sentir la tierra bajo tus pies, a mirar el cielo libre. Experimenta la maravilla, el asombro de estar vivo en un mundo tan hermoso. Deja que la naturaleza te guíe, te calme, te inspire, te acune. Recuerda que al conectar con la naturaleza estás también conectando con tu ser más íntimo, con tu ser interior, con esa parte de ti que es pura, auténtica, luminosa. Este acto de conexión nos hace mejores seres humanos. Nos llena de paz, de amor, de energía, nos da claridad. Nos recuerda lo que realmente importa en esta vida.
A ver si aprendemos de una vez. No subestimes su poder, el poder de transformación que tiene la naturaleza. Ese poder no se encuentra en ninguna otra parte. Es un camino cuando lo encuentras hacia la sanación, hacia la sabiduría, hacia la vida. Aprovecha este recurso sagrado que nos da el universo y que nos permite ascender a otros planos superiores en la vida. Sal ahí fuera, exponte al sol, a la tierra, siente y vive, nuestra madre, la naturaleza. Deja que su fuerza y su belleza te inspiren. Y recuerda siempre que en cada paso que das, que estás conectado con el universo, con la creación, también lo haces con tu propio ser interior.
Muchas gracias. Un fuerte abrazo.
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