Transcripción de la Meditación La Conexión Cuerpo-Consciencia
Entender que el cuerpo físico es una extensión más, un fragmento del alma del ser humano, es esencial. Interconectar esas esferas, esas escaleras, esos planos, el físico, el mental, el emocional, el energético, hasta llegar a nuestra consciencia, no es sino entendernos por completo como seres humanos completos. Nada sobra, todo es perfecto tal y como es y ya está bien así. Lo que tenemos que entender los seres humanos es la forma de observarlo, porque no podemos pedir que la realidad sea diferente, lo que tenemos es que verla de otra forma, con otras perspectivas. Y el cuerpo físico es fundamental. Lo físico, la materia es fundamental. La mente se apoya en ella, en la materia. En ocasiones, cuando hablamos del yoga, siempre gasto la misma broma y digo que los yoguis, los practicantes de yoga, los mejores de ellos, no tienen que ver exactamente con las contorsiones que hacen con su cuerpo porque si no estarían todos en el Circo del Sol y eso no es así. El yoga está muy lejos de ser una disciplina acrobática. Todo lo que veas en las redes sociales al respecto de esas posturas, porque tampoco me atrevo a llamarlo siquiera asanas, estas posturas no tienen que ver con el yoga. En ciertos sentidos, en ciertos contextos, ciertos maestros sí que pueden darte una explicación convincente sobre estas asanas, pero ya te digo que la mayoría de ellas son solo postureo.
Fijaros, Krishnamurti hablando del yoga. Voy a leer un pequeño fragmento de un texto suyo. Krishnamurti, como digo, el gran filósofo y pensador hindú del siglo pasado, dice que el verdadero yoga es el raja yoga, un sistema que sintetiza los tres yogas que se mencionan en la Bhagavad Gita y las enseñanzas de los yoga sutras de Patanjali, de las que ya hemos hablado en este episodio. Y este sistema introduce, por supuesto, como digo, el yoga de Patanjali y purifica la mente y la consecución. Es un estado de concentración unitaria.
Este sistema está ampliamente influenciado por la mística, por lo interior. Enfatiza la contemplación, la meditación, la sabiduría y, por supuesto, las asanas. Pero las asanas entendidas como explicaba Patanjali, con una tensión justa, no hablaba de grandes esfuerzos. Las asanas nos servían y sirven para ir hacia adentro. Eran posiciones que permitían diferentes reacciones del cuerpo físico para que pudiéramos estar más concentrados, para que pudiéramos ir mejor hacia el interior de cada ser humano.
Por lo tanto, acordaros de que el cuerpo físico es un instrumento más, igual que nuestra mente, un instrumento más que ponemos al servicio de esta obra, esta gran obra.
Así que cuando hablemos de cuidar el cuerpo, acordaros que si vais a clase de yoga a algún centro, aseguraros que no sea simplemente una clase de fitness, ¿de acuerdo? Porque al fin y al cabo, si vais a aprovechar vuestro tiempo yendo a un centro de yoga o a un yoga en cualquier otro lugar, aseguraos que este yoga nutra todas las variantes y no solo esa parte física que se queda demasiado coja. Acordaros de abarcar todo el espectro del ser humano. Nos preparamos para la meditación de este episodio que, como no, tiene que ver por supuesto, con el cuerpo físico.
En primer lugar, busca ese sitio que te permita estar tranquilo durante unos minutos. Asegúrate de que nada ni nadie te moleste en la meditación. A partir de aquí, relájate. Lo mejor es que te sientes en el suelo, en posición de meditación, con tu cojín de meditación, pero si no es posible, puedes estar tumbado o caminando, siempre y cuando estés atento a esta voz y a estas indicaciones que te van a conducir por una experiencia que te invito a que vivas, a que te dejes llevar por ella. Hoy vamos a experimentar un escáner corporal, un escáner muy especial.
Inspira por la nariz profundamente y exhala por la boca muy despacio. Alarga la respiración, la exhalación, todo lo que puedas y realiza esta respiración tres veces.
Después de realizar esta respiración, respira de forma natural, boca bien cerrada y solo respiramos por la nariz, lo más profundo que puedas. Ahora ya olvídate de la respiración y cierra los ojos.
Con los ojos cerrados, imaginas tu cuerpo enfrente de ti, en la misma posición en la que se encuentra ahora, con la misma ropa con la que se encuentra ahora.
Pon delante de ti una imagen, una réplica exacta de ti mismo en este momento.
Imagina cada detalle de tu cuerpo, de tu ropa, todo es exactamente igual, justo enfrente de ti.
Ahora observas como una esfera dorada, más parecida a un huevo, rodea tu cuerpo. Ovalada de la cabeza a los pies, esta esfera parece que te mece, que te acuna, que te protege.
A continuación, observándote, vas a repasar tu cuerpo de forma consciente con la luz de tu atención para observar dolores, heridas no sanadas o síntomas.
Empieza por los pies, toma consciencia de ellos y observa como en el interior de ese huevo luminoso, de ese huevo dorado, tus pies se encienden y la energía del huevo dorado sale hacia los pies, de alguna forma alimentando el proceso de sanación y de creación de ese cuerpo de luz.
Los pies se quedan ligeramente iluminados y la luz sigue ascendiendo hasta la cadera, cubriendo tus piernas por completo.
Presta atención a tus piernas y a esa luz que las alimenta.
Ahora son tus manos.
Tus manos se encienden, sientes el calor en ellas, literalmente, y sientes como la luz del huevo, del huevo dorado llena tus manos, las repone, las sana de alguna forma.
Esa luz sube por los brazos hasta los hombros y realiza el mismo proceso.
Sientes que te llena de luz que recompone los tejidos a todos los niveles físico, energético, etérico, espiritual.
Tus piernas y tus brazos están llenos de luz y transformados.
Te preparas para que esa luz ascienda desde tu cadera hasta tu cuello, como si llenara un recipiente vacío.
La luz dorada te llena y te transforma.
Adelante.
Mientras la luz asciende vértebra por vértebra, sientes cómo examina, cómo repasa cada herida, cada síntoma, cada órgano.
No se le escapa nada a esa luz dorada y va llenando cada célula de tu cuerpo, ascendiendo vértebra por vértebra.
Siente como cada célula sana se ilumina, se enciende, primero a nivel metafórico y luego lo sientes en la realidad de tu cuerpo físico.
La luz llega hasta tu cuello.
Tu cuerpo al completo está iluminado con esa luz.
Cuando cuente tres, permitirás que la luz te colme hasta la coronilla.
Uno, dos, tres. Adelante.
En este estado iluminado, donde cada célula está sanando a través de esa luz, donde sientes físicamente todo lo que está cambiando en ti, permites que la luz, en su sabiduría, te dé respuestas.
Pídele ahora respuestas al porqué de algunos síntomas, al porqué de algunos dolores o sufrimientos.
Es el momento.
Tienes la oportunidad de pedirle a la luz. Las respuestas son solo tuyas.
Guárdalas bien en el corazón.
Y en este estado iluminado, cubierto por esta luz sanadora, permite, que por unos segundos esa visión de luz se deshaga y descienda poco a poco hasta tu cuerpo físico, aquí y ahora.
Siente como mientras regresas de esta meditación esa luz cae como un polvo de estrellas sobre ti. Regresa.
Y mientras te recuperas y te repones de esta experiencia de esta potente y maravillosa experiencia. Recuerda lo que hemos hablado durante estos minutos, como hemos explorado este aspecto fundamental de nuestra existencia el físico, lo físico, nuestro cuerpo físico y la importancia, gran importancia que tiene para nosotros, no hay ser humano como he dicho, que no tenga un cuerpo físico, hasta en esto estaremos todos de acuerdo
Por lo tanto, lo mejor es que lo cuidemos, es que seamos conscientes de él.
Explorar este concepto fundamental, la interconexión que tiene el cuerpo físico entre nuestra mente y nuestra consciencia, será muy útil para toda nuestra vida, los síntomas nos darán mensajes y encontraremos respuestas.
Hemos aprendido que cada uno de estos componentes de la de la conexión vital entre el cuerpo, la mente y el alma influyen los unos con los otros.
No son envases estancos, seguro que no.
El equilibrio entre ellos no es un lujo que podamos tener, es una necesidad esencial para llevar una vida plena, absolutamente plena y saludable por nuestro bien.
Hoy, con este episodio, lo que quiero es que os empoderéis en la comprensión y en la responsabilidad que tenemos todos de mantener este equilibrio que reside principalmente en nosotros mismos.
La salud física no es sólo la ausencia de enfermedad, sino que es un bienestar absolutamente necesario para todos los que vivimos en esta vida.
Vamos, que no es un privilegio, es una necesidad absoluta.
La consciencia se manifiesta en nuestra capacidad de vivir el presente, de ser conscientes y de actuar con propósito en un cuerpo sano como el que tenemos que habitar.
Recuerda que cada elección hace que influya en este equilibrio entre los planos, los diferentes planos adoptar prácticas de mindfulness, mover el cuerpo con intención y atención, no hacer un yoga que solo sea fitness, nutrir la mente con pensamientos positivos.
Todo suma para el ser humano.
Hemos aprendido que técnicas como siempre, como el mindfulness, pueden beneficiar también a la mente y al cuerpo físico en este descenso de beneficios entre planos.
Hemos explorado técnicas como esta, la última meditación, la meditación guiada que acabamos de hacer.
También podemos practicar la respiración, podemos movernos de forma consciente.
Todas estas prácticas al final son esenciales en una vida consciente.
No me cabe la menor duda de que es una gran inversión por parte de un ser humano, sea cual sea, el invertir en esta vida, en esta vida también física.
Ahora pues, con este conocimiento, con este estar más consciente en la acción física, tú tienes el poder pero también ojo tienes la responsabilidad de crear un entorno de que tu mente tu cuerpo o tu consciencia pueda prosperar en armonía, no esperes que el desequilibrio y el malestar se instale en tu vida y no esperes que se solucione si no haces nada por ello, actúa!, actúa en este momento, cada día, cada hora, cada minuto, las pequeñas decisiones consiguen nuestro bienestar general. Ese debería ser el propósito, minuto a minuto,
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